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Beato Andrea Carlo Ferrari
Nació en 1850 en Lalatta di Palanzano, diócesis de Parma, en una familia modesta pero rica en fe. Fue ordenado sacerdote a solo 23 años. Después de 27 años de ministerio parroquial se convirtió en el rector del seminario diocesano en Parma. León XIII en 1890 lo nombra obispo de Guastalla, al año siguiente Obispo de Como y en 1894 Cardenal y Arzobispo de Milán. Luego, junto al nombre de bautismo, asumió el de Carlos en honor de San Carlos Borromeo.
Excepcional figura de pastor, buscó el encuentro con su pueblo sobre todo por medio de visitas pastorales, practicada casi cuatro veces en la extensa diócesis de Milán. El contacto constante con las personas lo abrió cada vez más para la comprensión de las instancias de su tiempo que coresspondio con una acción pastoral efectiva.
Frente a los problemas del mundo del trabajo, propuso aumentar el movimiento social cristiano para involucrar a los jóvenes clérigos en los oratorios , una auténtica escuela de vida para jóvenes. Animó a los fieles a convertirse en activos en lo, social y político para animar a la sociedad y las estructuras con los valores del evangelio. Con una caridad inagotable durante la Primera Guerra Mundial, tomó la iniciativa para aliviar el sufrimiento de los soldados y sus familias.
Convocó a tres Sínodos Diocesanos; promovió el Congreso Eucarístico Nacional, el de Música Sagrada y Catequística. Fue el primer Cardenal en dirigir una peregrinación a Tierra Santa. Instituyó junto a Padre Agostino Gemelli la Universidad Católica y contemporaneamente la casa del pueblo.
En la primavera de 1920 Don Giovanni Rossi expone al Cardenal una idea que había soñado durante mucho tiempo: Reunir a los mejores talentos juveniles de la Acción Católica (masculina y femenina) para conformar una Comunidad de Laicos totalmente consagrados al apostolado. El 17 de noviembre de 1920, desde su lecho de enfermo firmó la aprobación “ad experimentum” por tres años de la Comunidad de San Pablo, más tarde denominada “ la Compagnia di San Paolo”.
La confianza en la Santísima Virgen, fuente de su fortaleza lo ayudaron a luchar contra un cancer de garganta enseñando a la gente la dignidad de una muerte cristiana, se extinguió al atardecer de la fiesta de la Purificación de María el 2 de febrero de 1921
Padre Juan Rossi
El Padre Juan Rossi nació en París el 19 de febrero de 1887. Su padre, Juan , era originario de Pino; Su Madre, Domenica Andreani, de Tronzano; dos pequeñas aldeas al fondo de la costa lombarda del lago Maggiore, a medio camino entre las orillas del lago y las montañas que se extienden hacia la frontera suiza.
El 5 de junio 1910 , en la catedral de Milán, de manos del cardenal Andrea Carlo Ferrari recibió la ordenación sacerdotal. Tenía 22 años y su primer destino fue el arzobispado como secretario personal del Beato Cardenal. Le gustaba repetir: “El cardenal Ferrari fue un padre y una madre para mí. Todo lo que tengo lo debo a el”
En los últimos años episcopales, el cardenal Ferrari soñó con coronar su trabajo pastoral con dos nuevas obras: la Universidad Católica y la Casa del Pueblo. la Universidad, para difundir el pensamiento cristiano y preparar una nueva clase dirigente y así iluminar la vida social y política del país. La Casa del Pueblo para dar a las masas que trasladándose del campo a la ciudad necesitaban una ayuda para las diversas necesidades económicas, profesionales, culturales y religiosas.
Al principio estas dos iniciativas (Universidad y Casa del pueblo) estaban tan unidas que Don Giovanni, mientras esperaba la construcción de la Casa del Pueblo fue contemporáneamente el primer Secretario del Comité de la Fundación de la Universidad Católica.
El 30 de septiembre de 1920, la nueva Universidad fue aprobada por Papa Benedicto XV; y el 10 de noviembre el Cardenal Ferrari pudo bendecir en Vía Santa Sofía la vasta tierra adquirida para construir la Casa del Pueblo.
En la primavera de 1920 Don Giovanni Rossi expone al Cardenal una idea que había soñado durante mucho tiempo: Reunir a los mejores talentos juveniles de la Acción Católica (masculina y femenina) para conformar una Comunidad de Laicos totalmente consagrados al apostolado. El cardenal durante varios meses conservó el primer esquema de estatuto orando y reflexionando sobre el proyecto hasta que el 17 de noviembre de 1920, desde su lecho de enfermo firmó la aprobación a experimentum por tres años de la Comunidad de San Pablo, más tarde denominada “ la Compagnia di San Paolo”.
En 1925 el papa Pío XI confió a esta comunidad la gestión administrativa del Osservatore Romano y esto determino que la nueva experiencia apostólica fuera conocida más allá de las fronteras del país de origen. Los primeros paulinos se destacaron por un empeño de carácter social. Crearon escuelas profesionales, organizaron los círculos juveniles, promovieron la creación de bibliotecas, comedores populares y casas de asistencia para madres solteras. En un contexto histórico colocado entre las dos guerras mundiales y en una situación de carencia y necesidad la obra de la compañía conquisto el interés de la sociedad y se convirtió en un puente de unión entre creyentes y ateos.
Desde la primera mitad de los años 1920 se comienza a manifestar el fenómeno nuevo del turismo religioso. Surgieron las primeras peregrinaciones a Tierra Santa y hacia santuarios Marianos. La compañía intervino con la creación del ente de Peregrinaciones Paulinas con el intento de acercar un mayor número de personas hacia la fe.
Otra preocupación de la comunidad de San Pablo en sus orígenes fueron los medios de comunicación social, en 1924 se crearon los primeros periódicos católicos italianos como “La Fiesta” y “El Avvenire de Italia”. En poco tiempo desde Milán la comunidad se extiende a Venecia, después a Génova hasta alcanzar un ámbito internacional con la presencia en París, Jerusalén, Buenos Aires, Montevideo , Santiago de Chile y Washington.
El 30 de junio de 1950 la compañía de San Pablo obtiene del papa Pio XII el reconocimiento canónico de instituto secular de derecho pontificio.