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Los sacerdotes de la compañía de San Pablo se caracterizan por una actitud de dialogo con el mundo. Tendrán una vigilante capacidad de estudiar las señales de los tiempos y conservaran una joven agilidad de conocer todo y de apropiarse lo que es bueno. El sacerdote paulino debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. En la espiritualidad de los sacerdotes paulinos la Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio.
En la conciencia del presbítero paulino existe el convencimiento que el diálogo de la salvación se hizo posible a todos; a todos se destina sin discriminación alguna; dialogo potencialmente universal, es decir, católico. El dialogo respetara todo lo que es humano, buscando en las periferias existenciales aquellos valores que sostienen la fraternidad y la concordia entre los hombres.
El sacerdote paulino conservara siempre una mentalidad abierta sin rígidos esquematismos capaz de adaptarse hasta comprender la espiritualidad en todas sus formas. Nada de cuanto es humano esta lejos del Evangelio de Cristo. La claridad, la mansedumbre, la confianza y la prudencia serán las virtudes del Sacerdote Paulino.
