la Coherencia de la Razón

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La vida humana es breve y hay que defenderla siempre.  Tenemos que armarnos de coraje y andar contra la corriente del pensamiento único que se disfraza con el vestido  de la  solidariedad en el  nombre de la defensa de la mujer y de los pobres. Nosotros en realidad defendemos al débil, la criatura humana que no tiene voz y que se encuentra al inicio de la aventura de la vida.

Lo defenderemos también después cuando será un  niño, durante el  periodo difícil de la  adolescencia. Estaremos presentes en su dignidad de adulto y al crepúsculo cuando la vejez nos circunda de fragilidad y soledad. !Siempre!.

No se puede sostener que se defienden los derechos de la mujer atacando  la vida cuando se manifiesta. Tampoco es posible sostener una batalla por los derechos humanos cuando en el amanecer de la existencia se combate impunemente  a quien esta iniciando.

¿Donde se fundan los derechos? –  Si la respuesta se apoya sobre el numero de   años vividos,   la razón esta sosteniendo  que vale mucho más un viejo que un joven y de consecuencia quien tiene más edad adquiere  mayores  derechos.  El razonamiento no esta en pie y se cae por su absurdidad.

Alguien tiene que explicar porque una madre tiene derecho de suprimir un hijo. ¿Donde se fundamenta esta decisión sin que la lógica de la razón pierda los fundamentos para pelear por la vida siempre? .

Otra cuestión que se impone  es que  no se puede permitir que un acto de esta categoría  sea gratuito. Pagado con los impuestos de todos los contribuyentes  obligados por ley a financiar la muerte. La ley tiene por función  defender la persona,  protegerla y de otorgar seguridad y serenidad. No puede una norma legalizar que un sujeto pueda cancelar la vida de otro  basándose solamente en una dignidad otorgada solo por la suma de días y de años vividos.

La ley además debería al menos proteger a quienes piensan diferente.  A quienes deciden de ser objetores de conciencia en nombre no solo de “convinciones  religiosas” si no  sobretodo invocando  “la razón” que no puede aceptar los silogismos del absurdo.

Históricamente nunca fueron  los pobres quienes combatieron la vida. Los pobres siempre tuvieron hijos y el aborto nunca fue cultura de los humildes. El aborto nació en los salones de la nueva burguesía sin raíces y tradiciones.Es hijo de la filosofía nihilista de nuestro tiempo que no ve absolutamente nada en el horizonte y se mueve “vacía” de principios. Por una parte se escandalizan de la violencia y la tortura y por otro la aceptan y la toleran alzando las banderas de un progreso que en realidad es un regreso en la hermeneutica de una falsa modernidad.

Quien esto escribe vuelve  de un viaje por el norte de Africa. En las ciudades de Marruecos las plazas están llenas de niños y familias, las noches de verano están invadidas por la vida y se observa  un fermento de futuro donde se intuye el mundo nuevo que viene. En nuestras plazas capitalistas nichilistas los perros han sustituido a los niños. Hay más perros que criaturas humanas  y las barreras  que separaban  al hombre del  animal ya no existen. De una parte permitimos el aborto y de otra parte levantamos barricadas para proteger perros y gatos que no nos dan garantías para la continuidad de nuestra especie.

La burguesía que justamente por un lado  cuida los perros por el otro  injustamente defiende el aborto. En un teatro epico de falsedad y  mal gusto levanta la bandera de los derechos humanos dejando indefensa la razón que ya  no puede defender a los “grandes” porque se quedo muda delante a la fragilidad de “los pequeños”.

 

La coherencia de la Razón – Daniel Balditarra – (especial Diario la Opinión)